martes, 3 de abril de 2012

El Viento, el nuevo petróleo español

La definición de "shock petrolífero" según el Fondo Monetario Internacional es el incremento interanual del precio del petróleo superior al 25%. 
Llevamos tres en los últimos años: 2008, 2010 y 2011. En 2009 se desplomó el precio del petróleo porque la economía mundial entró en recesión, pero se recuperó rápidamente, y en los dos años siguientes se ha incrementado en ambos en más de un 25% sobre el anterior. Tanto es así que el precio actual del precio del petróleo medido en Euros está en máximos históricos: el petróleo ha roto la barrera de 90 € el barril, y cuando se haga efectivo el embargo a Irán hay analistas que hablan de 100 €/barril. 

No doy los precios en dólares porque en Europa no funcionamos con esa moneda y el gasóleo hay que pagarlo en euros en la gasolinera. Simplemente recordar que en julio de 2008 el barril de petróleo alcanzó los 84 € el barril (precio medio mensual). Estamos un 7% por encima del precio pico anterior en Euros. Pasa inadvertido porque en dólares parece menos= 118 vs. 133 de entonces. ¿Cómo se explica? Porque en EEUU tienen más petróleo que en la UE y porque el Euro se ha devaluado frente al dólar.

Si comparamos las dos monedas Dólar y Euro frente a los países emergentes, ambas se han devaluado desde 2007, pero la nuestra se ha devaluado más desde 2008. Eso significa que la energía que importamos nos cuesta más que a los países emergentes. Así no podemos mejorar nuestra competitividad ni tampoco nuestro déficit en la balanza comercial.

Cuando la economía se suponía que iba bien en el año 2000 nos gastábamos 20.000 M € en importar energía (carbón, gas y petróleo). El año pasado (2011) la factura estará en 50.000 M €.  Y eso que hemos importado un 0,5% menos de energía que en el año 2000.

Es evidente que, por ejemplo, la energía eólica española es más barata que la energía importada, donde el componente petrolífero compensa un coste inferior del gas natural y del carbón. El problema español radica en que la economía necesita una “mezcla” de energía en la que los combustibles líquidos son el 53%, mientras que la electricidad, donde está la eólica y la mayor parte de las renovables, sólo es el 22%. Desgraciadamente las políticas de los últimos 20 años, basadas en unas expectativas a largo plazo irreales de los precios del petróleo han consolidado una dependencia de los combustibles líquidos que ahora son un verdadero problema para la economía española. Se ha fomentado un estilo de vida muy intensivo en combustibles fósiles que no se poseen, cuando se debería haber fomentado un uso conservador y ahorrador de los mismos. Las últimas políticas que intentaban fomentar el vehículo eléctrico eran una admisión, tardía, a regañadientes y poco clara, de que los combustibles fósiles eran un callejón sin salida energético para el país.

En España no hay petróleo pero si recursos autóctonos para generar electricidad. Si tuviéramos una economía con un mix energético inverso respecto al actual (22% combustibles fósiles líquidos importados y 53% electricidad con más de un 70% de recursos autóctonos), la economía española estaría más inmunizada respecto a los incrementos de los precios de los combustibles fósiles, aún así estamos mejor que en el año 2000 cuando los derivados del petróleo eran el 62% de la energía final.

Pero en la situación actual, ¿cuál es el efecto de los shocks petrolíferos sobre la economía?

La dependencia energética está ahogando la economía española. En el  año 2000 la economía crecía un 5% y el año pasado entramos en recesión  (otra vez, tras el shock petrolífero del 2008 y la crisis económica del 2009), en el año 2000 el barril estaba en 20 € mientras que el año pasado alcanzó los 80 €. Al respecto, el Fondo Monetario Internacional ha publicado un estudio según el cual los países que se gastan más de un 5% del PIB en importar combustibles fósiles (los “ultradependientes”), en el año siguiente a un incremento de las importación del 25% este esfuerzo en importar les va a ocasionar una destrucción de la economía equivalente al 1% y de hasta un -1,5% del PIB en el segundo año. Para un país como Alemania que se gasta menos del 3% del PIB en importar energía el efecto sobre su economía es inferior al -0,5% del PIB.

En el año 2010 las importaciones incrementaron su precio en un 29% (en Euros), la economía en 2011 en vez de crecer un 1,8% que se preveía en 2010 al final creció un 0,7 %. El problema es que en 2011 las importaciones incrementaron su precio en un 31% adicional. Lo que nos lleva a que en 2012 la economía se reduzca en por lo menos un 1% adicional a las previsiones de 2011, y como la previsión era de crecer menos de un 1% entonces significa que este año vamos a estar en recesión, de hecho el FMI habla de -1,7%.

Esto conlleva dos problemas: que el efecto de los shocks petrolíferos se absorben muy mal por parte de los países ultradependientes (>5% del PIB) como es España y se tarda 4 años en empezar a reducir el efecto sobre el PIB, es decir, que tenga un efecto reductor inferior equivalente al 1%. Por otra parte llevamos dos shocks seguidos y podría haber un tercero este año con el embargo a Irán por lo que es difícil calcular cuánto va a ser el efecto sobre la economía española y cuánto va a durar. Los shocks petrolíferos de los 70s se tardaron casi 15 años en superar, y sin embargo se han vuelto a cometer los mismo errores de política energética.

En 2008, tras el primer shock petrolífero del SXXI, la economía española entró en recesión al año siguiente, al mismo tiempo empezó a destruir la parte de la economía que no podía funcionar con altos precios de la energía y por lo tanto también demanda de productos petrolíferos. Como la tregua en el precio del petróleo no duró ni un año, en 2009 empezó otra vez a subir el precio del petróleo, no hubo tiempo para que la economía se reequilibrara y se siguió destruyendo economía y empleos no competitivos con altos precios energéticos. En 2010 ocurrió el 2º shock petrólifero y en 2011 el tercero. Como resultado de esto la demanda energética española se ha reducido en un 7% respecto al pico de 2007, se han perdido 3 millones de puestos de trabajo, y si se contabiliza la recesión económica del 2012 se habrá reducido la economía en un 5% respecto a 2008.

Ante este panorama, se explica porque las autopistas están vacías, los aeropuertos no tienen aviones, las infraestructuras de gas se utilizan al 30%, las aerolíneas quiebran, etc. Todo lo que funciona con energía importada se está redimensionando porque no nos podemos permitir los altos precios de los combustibles fósiles.

Apostar ahora por el status quo energético es muy peligroso, ya que conlleva costes crecientes de las importaciones y un impacto creciente sobre la economía, por lo que la recesión sólo se podría agravar. Actualmente la prioridad debería ser reducir las importaciones energéticas del exterior, fomentar el ahorro energético, la electrificación urgente y masiva de la sociedad, y promover los recursos energéticos autóctonos de la forma económicamente más eficaz.

Una política energética racional debería penalizar los consumos de productos importados y fomentar los productos energéticos autóctonos.

Por cierto: Un aerogenerador español de 2 MW = genera energía equivalente a 7000 barriles en un año = 140.000 barriles de petróleo en 20 años sin variaciones en el precio. El viento es el “petróleo” español.


Fuente: somoseolicos.com


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